¿Cómo aceptamos una crítica?

Un campesino y su hijo, con su vieja burra, fueron a recoger leña. La cargaron en el animal,al verlos pasar la gente decía: pobre animal, ella cargada y ellos tan descansados. Como no querían ser criticados, cargaron ellos la leña, pero entonces decían, le hace llevar la leña al hijo, así que el padre decidió cargar él solo la leña. Entonces la gente decía, que cómo teniendo una burra, el padre lleva toda la carga.

Aunque nos esforcemos en hacer las cosas lo mejor posible y en llevarnos bien con los demás, siempre habrá quien nos critique, unas veces con razón y otra sin ellas

¿Por qué la crítica hiere tanto a algunas personas, mientras que otras pueden permanecer inmutables frente al ataque más demoledor?

Cuando nos hacen una crítica, lo que nos hace sentir mal no es la crítica en sí, sino los pensamientos negativos, lo que nos decimos a nosotros mismos en relación a esa crítica: Nuestra inseguridad y nuestras exigencias.

Así, independientemente de la maldad que pueda haber en quien nos realiza la crítica, esta no puede hacernos ningún daño si, al recibirla, no dejamos que nos domine esa forma negativa de pensar.

Parte de esta culpa, viene dada porque en ocasiones tomamos una actitud exigente cuando afrontamos una crítica, y esta  puede tener que ver :

  • Directamente con nosotros : “Debo hacer las cosas perfectas y tener la aprobación de los demás, si no me sentiré fracasado”

  • Con el que nos critica: “El no debería criticarme, es una mala persona”

Esta actitud exigente, estas exigencias, vienen de creencias, mantenidas de forma rígida, acerca de cómo deberíamos ser. Suelen relacionarse con nuestros valores, nuestras creencias personales sobre lo que consideramos bueno, importante y valioso.

Las exigencias duelen expresarse con términos como “debería”,»tendría que”, ”siempre”, ”nunca”

¿Y si cambiamos exigencias por preferencias?

La mayoría de esos valores serían correctos si los adoptamos como preferencias flexibles, o si los aplicaremos sólo en determinadas situaciones.

Un ejemplo de exigencia bastante común que nos impide responder bien a una crítica, es creer que para sentirnos bien necesitamos la aprobación de los demás.

Cómo veíamos en el cuento de arriba no siempre es posible agradar a todo el mundo.

La alternativa es cambiar esas exigencias por preferencias. Ante una crítica lo óptimo sería pensar que aunque preferimos y nos gustaría hacer las cosas bien, y obtener la aprobación de quien nos rodea, en realidad no lo necesitamos. Como hablábamos en el post de «La Metáfora del Autobús», si necesitamos la aprobación de los demás, perderemos nuestro rumbo .

Si tenemos que hablar en público, en vez de pensar, tengo que hacerlo perfecto, si no me criticaran, se reirán de mí y nunca volverán a llamarme, la alternativa es pensar: “Me gustaría caerles bien y dar una buena charla, si no lo consigo,debo buscar la forma de aprender y darla mejor la próxima vez”.

Por tanto, el trabajo para ser inmunes a las críticas debería ir en la dirección de construir y desarrollar la flexibilidad de nuestros valores y creencias.

Lo que más nos trastorna no son las cosas que nos suceden sino lo que pensamos de ellas.

Más adelante abordaremos cómo responder a las críticas.

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