Preguntas Frecuentes

Somos conscientes que todavía existe un desconocimiento generalizado acerca de la figura del psicólogo en nuestra sociedad y es posible que tengas dudas y te hagas algunas preguntas como: ¿qué es exactamente un psicólogo?, ¿cómo trabaja? y ¿qué técnicas utiliza? Por eso en nuestra web encontrarás respuestas a todas tus dudas.

La terapia psicológica se apoya en el establecimiento de una relación de confianza y empatía con un psicólogo, que puede analizar los problemas de la persona de manera objetiva y basándose en sus conocimientos y experiencia tratando a otras personas que han pasado por dificultades similares.

Una terapia psicológica es básicamente un entrenamiento. Lo primero que hace el psicólogo es evaluar, es decir, conocer todos los aspectos e información relacionados con tu problema. Una vez el psicólogo ya ha evaluado lo que te causa malestar, te explicará en qué consiste tu problema y qué técnicas y estrategias te va a enseñar para ayudarte a sustituir aquello que aprendiste y que ahora te crea problemas por otras conductas (formas de pensar, sentir o actuar) más adecuadas que ayuden a sentirte mejor.

Las técnicas que utilizamos son técnicas cognitivas y conductuales. Se llaman así porque, su objetivo es actuar sobre los pensamientos y las conductas inadecuadas que nos crean problemas emocionales.

Estas técnicas se apoyan sobre un marco científico, lo que significa que está comprobada su utilidad y eficacia en los distintos problemas psicológicos

A veces la señal de que algo va mal es simplemente el propio malestar emocional.

Las emociones negativas son parte de la experiencia humana, no podemos hacer que desaparezcan porque existen para cumplir alguna función; pero hay que aprender a manejarlas para que no se conviertan en nuestra única experiencia ni acaben limitando nuestra vida.

Probablemente si analizamos a fondo encontraremos las causas de ese malestar y podremos establecer cambios que nos ayuden a sentirnos mejor. La guía de un psicólogo puede facilitar ese proceso. Otras veces hacemos cosas que no nos hacen sentir mal, aunque nuestra conducta no se adapta totalmente a nuestro entorno o a nuestras necesidades. También puede ser una señal de que algo no va bien. Cualquier persona puede requerir en algún momento de su vida una terapia psicológica para aprender una mejor manera de hacer frente a sus dificultades.

A veces el bloqueo emocional nos impide llevar a cabo conductas adecuadas, o a veces es simplemente que no hemos aprendido a ponerlas en práctica. La terapia psicológica es un espacio donde avanzar en el autoconocimiento y conseguir un mayor bienestar.

Debemos acudir al psicólogo cuando detectamos que uno o varios problemas bloquean nuestra vida inundándola de sensaciones desagradables, impidiéndonos gozar de sus aspectos positivos o placenteros.

 

No debemos creernos autosuficientes, pensando que seremos capaces de salir solos, o con el paso del tiempo, pues prolongar el sufrimiento solo agrava la situación. Ir al psicólogo para intentar solucionar un problema no significa que ya siempre debas acudir a su consulta, ni que estés “loco”, estos son dos prejuicios muy implantados que carecen de fundamento. Debemos acudir al psicólogo:

  • Cuando otros especialistas (médicos, profesores,…) me aconsejan buscar tratamiento psicológico.
  • Cuando sentimos que la tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarnos y a emitirnos el siempre equivocado mensaje de que nuestras vidas carecen de sentido.
  • Cuando todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.
  • Cuando pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
  • Cuando nos sentimos amenazados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc. Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos dificultan realizar la vida cotidiana.
  • Cuando la obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin que su ausencia nos genere ansiedad.
  • Cuando nos sentimos “con los nervios rotos” y casi cualquier situación hace que perdamos el control y sólo sepamos responder con agresividad o con un llanto inconsolable.
  • Cuando nos damos cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar…, se ha convertido en una adicción de la que no sabemos salir y que genera perjuicios importantes en nuestra vida o en la que de quienes nos rodean.
  • Cuando el estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales… Cuando la ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y la serenidad.
  • Cuando los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.
  • Cuando las dificultades sexuales afloran y vivimos la angustia que causan la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con la persona destinataria de nuestro amor.
  • Cuando después de seguir un tratamiento farmacológico los resultados no son todo lo satisfactorios que deseaba. Si finalmente decides realizar una consulta, recuerda que nuestra ética profesional nos obliga a mantener el anonimato y el secreto profesional de todas las conversaciones que se lleven a cabo. Toda la información recibida, por tanto, se tratará respetando la total intimidad y privacidad de la persona que realiza la consulta

La terapia psicológica es un proceso de cambio y como tal, la duración de la misma es variable en función de los objetivos que pretendan alcanzarse y de las dificultades que se presenten en ella. Por lo general, la forma de trabajo establecida desde este gabinete implica una periodicidad semanal con sesiones de 60 minutos.

 

Al tratarse de un trabajo personal, la duración también se verá influida por el ritmo que el propio individuo quiera ir marcando conforme a sus avances personales y a sus propios requerimientos de expresión de emociones, entrenamiento en técnicas, afrontamiento de dificultades, nivel de afectación, áreas implicadas en el problema, etc

Cualquier persona que sienta malestar emocional o interpersonal puede necesitar apoyo psicológico para superarlo. Pedir ayuda no es una decisión fácil.

 

En la primera sesión de terapia psicológica la persona dispone de un espacio donde hablar de sus preocupaciones y problemas sin ser juzgado. A partir de aquí el psicólogo hace un análisis objetivo de los mismos, para ofrecer al paciente una propuesta de tratamiento que implicará la realización de tareas y el entrenamiento en técnicas tanto en sesión como para casa.

Cada vez es más frecuente que las personas acudan a un psicólogo ante determinado tipo de dificultades, que les pueda ayudar a encontrar una explicación de su malestar y a poner en práctica soluciones al mismo. La terapia psicológica puede ser una ayuda tanto para las personas adultas, como para los adolescentes, los niños, las personas mayores, etc.

El manejo habitual de los trastornos y de los síntomas de ansiedad con ansiolíticos puede dar unos resultados inicialmente más rápidos que en el caso de los tratamientos psicológicos, pero presenta, sin embargo, el inconveniente de una mayor tasa de recaídas en cuanto se le retira a la persona la medicación y la desventaja añadida de la dependencia de la persona al fármaco.

 

La terapia psicológica constituye una alternativa terapéutica eficaz para el tratamiento de los problemas de ansiedad y las fobias, porque resuelve los conflictos psicológicos que producen y sostienen los síntomas, reduciendo notablemente los riesgos de recaída.

No. En caso de que fuera necesaria medicación tendrías que recurrir al médico de cabecera o a un psiquiatra

Una terapia psicológica es un entrenamiento basado en desaprender aprendizajes inadecuados y sustituirlos por otros más adecuados, pero esto solo va ser posible si la persona se implica en dicho entrenamiento y pone de su parte.

 

Si estamos motivados y seguimos las pautas que el terapeuta nos enseña, el problema con mucha probabilidad se solucionará, ya que no nacemos con ese problema, y hay que desaprenderlo.

Hablar de algunos temas personales conlleva normalmente un cierto grado de inquietud. En una Psicoterapia, el estar con una persona que mantiene la calma a la vez que comprende el problema proporciona el sustento emocional necesario para poder tolerar y asumir nuestro dolor.

Poder hablar con alguien sin miedo a que nuestro sufrimiento nos destruya o destruya al otro, es muchas veces lo que más alivia y permite que elaboremos nuestro sufrimiento

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