Aprendiendo a delegar

¿Tienes la sensación que realizas más cosas que las deberías? ¿Asumes más tareas de las puedes asumir? ¿Llega el final de la semana y crees que te has encargado de hacer y/o supervisar tantas cosas que no has tenido tiempo para ti o para acabar de forma satisfactoria lo que querías hacer?

Seguramente si has respondido de forma positiva a las dos preguntas anteriores, seas una persona con alto grado de responsabilidad hacia las cosas, y que no confía lo suficiente en la aptitud de los demás para ocuparse de las cosas en las que estás involucrado.

Bien, a lo mejor ha llegado el momento de aprender a delegar.

El tiempo es un bien universal repartido entre todos nosotros. Todos empezamos cada día con la misma cantidad de tiempo en nuestro contador: 86.400 segundos. De cada uno de nosotros depende cómo administramos ese tiempo.

En un primer momento podríamos pensar que una persona a la que le falta tiempo para finalizar sus tareas es una persona con más obligaciones que otra que sí las termina. Pero entonces por qué el dicho de “si quieres que algo se haga, encárgaselo a una persona ocupada”.

Llegados a este punto, es necesario que sepas que tu eres no eres irremplazable e insustituible y que cada persona tiene su propia forma de hacer las cosas.

Todos pueden aprender lo que hacemos si nos ocupamos a enseñarles, de ayudarlos a ser mejores y a creer en ellos mismos, dándoles responsabilidades y nuestra confianza. Lo más importante no es que hagan las cosas como nosotros,  sino el cumplimiento de los objetivos.

Si eres de las personas que tienen dificultades para delegar y confiar en las capacidades ajenas, es probable que extrapoles este control laboral a tu ámbito familiar, sobreprotegiendo a familiares y amigos, intentando ocuparte de todo y rara vez pidiendo ayuda.

Los que nos rodean, nuestra familia, nuestros compañeros de trabajo, nuestros iguales, pueden ocuparse de muchas cosas que hacemos nosotros que nos demandan mucho tiempo y que pueden hacer ellos.

¿Qué delegar?

En un principio podríamos decir que hay que delegar todo lo delegable, pero esto nos lleva a otra pregunta: ¿Que es delegable? Y la respuesta nos daría una lista parecida a esta:

  • Rutinas repetitivas
  • Tareas de menor entidad
  • Trabajos para los que está especializado algún miembro del equipo
  • Trabajos que aporten formación en su desempeño
  • Tareas de escasa importancia y con poca urgencia

Mientras decides qué tareas de tu día a día son las que puedes empezar a delegar, es importante que sepas que delegar no significa desentenderse de algo, sino dar lugar a los demás, a fin de que todos podamos aprender.

Aquí os dejo unos consejos, a tener en cuenta, para empezar la tarea de delegar y que el resultado sea un éxito.

  • Deja que los demás asuman responsabilidades y valora los resultados obtenidos.
  • Aprende a conocer a quien tienes al lado, interesate por él y conoce qué es lo que hace mejor. Usa los talentos y habilidades de cada uno.
  • Confía en quien delegas, sin despreocuparse de los asuntos.
  • Ten paciencia. Si acabas haciendo el trabajo delegado, esa persona se sentirá frustrada.
  • Si cada uno hace lo que más le gusta, lo hará mejor.
  • Evita gritar cuando las cosas no salen como quieres. Corrige motivando a hacerlo mejor.
  • Pregúntate: ¿es razonable lo que pido?, ¿me he explicado con claridad?, ¿soy consecuente?, ¿he puesto los medios necesarios?, ¿me exijo a mí tanto como a los demás?, ¿felicito y agradezco a los demás los resultados?

Ganarás esos minutos u horas para dedicarle a tus tareas y proyectos, de forma más efectiva, reducirás tu estrés al final de la semana, y gracias a esto podrás pensar de forma más estratégica y eficaz.

El intentar controlarlo todo, no es garantía de eficacia.

Necesitas ayuda para aprender a delegar, ¡Pregúntanos!

Foto : Flickr

 

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