En ocasiones nos puede parecer que las personas mayores sufren más y son más infelices que los jóvenes, sin embargo tal como demuestran numerosos estudios, ambos manifiestan los mismos niveles de felicidad.
Aunque con la edad las personas se enfrentan a más problemas y situaciones adversas, es la forma en la que afrontan los problemas la que marca la diferencia.
Normalmente, los jóvenes ante un problema reaccionan con un tipo de afrontamiento centrado en la acción. Es decir, pretenden cambiar la situación o el problema para modificar sus emociones, pero en la mayoría de ocasiones las situaciones no están bajo nuestro absoluto control y no se pueden modificar o eliminar.
De esta forma en muchas ocasiones no se consigue el objetivo, ya que no se trata de cambiar el problema, sino la forma de enfrentarlo.
Sin embargo, conforme se van cumpliendo años, las personas aprendemos a utilizar estrategias más centradas en la emoción, intentamos dar distinto significado al problema y entenderlo de forma más positiva para que no nos perturbe. Es decir, las personas mayores se acomodan más a las circunstancias que les rodean; estrategia ésta mucho más fácil de conseguir que la elegida por los jóvenes que, muchas veces, pretenden cambiar las circunstancias que les ofrece la vida en vez de sus preferencias
Esto explica el porqué, aunque las personas mayores tienen que manejar situaciones mucho más difíciles que los jóvenes como muerte de un ser querido, enfermedades, la jubilación, o problemas económicos, en la mayoría de los casos la forma de afrontar los problemas, les ayuda a superarlos satisfactoriamente.
La forma que tienen de afrontar los problemas les ayuda a superarlos satisfactoriamente.
Aunque tengamos problemas, o preocupaciones relacionadas con el futuro, el miedo a quedarse solo, a enfermedades o a incertidumbre, el cómo las afrontemos ahora y en nuestro futuro va a tener más peso para nuestra felicidad vital, que la situación en sí.
Foto: Flickr