Vivimos en un mundo envuelto en un ritmo de cambio cada vez mayor, la mayoría de las personas estamos expuestas diariamente a situaciones estresantes de todo tipo, las prisas, discusiones, problemas económicos, jefes… A pesar de esta faceta estresante de la vida, que muchos asumen como normal por su frecuencia, pero que provoca problemas de sueño, más discusiones, tristeza, ira, pérdida de control, etc, algunas personas siguen teniendo una perspectiva positiva de las cosas, funcionando física y psicológicamente de forma positiva e, incluso, eficaz ante estos acontecimientos estresantes.
¿Por qué algunas personas mantienen un buen funcionamiento, incluso prosperan, ante situaciones estresantes?
Las tres actitudes que constituyen esta personalidad resistente son: Compromiso, Control y Reto.
- Compromiso: A medida que los acontecimientos estresantes aumentan, hay que implicarse con las personas, cosas y entorno, NO aislarse.
- Control: Pensar y actuar teniendo influencia en lo que pasa a nuestro alrededor, ser conscientes de lo que nos pasa y participando de alguna forma en lo que nos sucede, fomentando la sensación de control, y el control real, en lugar de caer en la impotencia y pensar que las cosas pasan porque sí, y por lo tanto sus consecuencias son inevitables, dejando que sucedan sin más.
- Reto: Asumir que el día a día que vivimos tiene un factor estresante por naturaleza; nuestro ritmo de vida, el carácter impredecible de los acontecimientos que nos rodean, pérdidas y decepciones…y una vez asumido, querer aprender de la experiencia, ya sea positiva y negativa, en vez de vivir sobre seguro, evitando las incertidumbres y amenazas.
Estas tres actitudes nos dan la fuerza y la motivación para transformar los estresores en oportunidades de crecimiento.
Este proceso es complicado y requiere de acciones, actitudes, entrenar habilidades resistentes para afrontar las situaciones estresantes, apoyo social, relajación, nutrición y actividades físicas.
A través del entrenamiento se pueden desarrollar las actitudes de compromiso, control y reto, que dan lugar a la decisión y motivación para desarrollar las habilidades resistentes y transformar los potenciales desastres en oportunidades de crecimiento.
Cuando somos conscientes de que las cosas no nos van bien, tenemos que reaccionar y estar lo suficientemente motivados para emprender acciones. De cómo enfoquemos las cosas, y de cómo actuemos en consecuencia dependerá en gran medida nuestra realidad.