Hay días en los que llegamos con energía hasta el final de la jornada y hay otros en los que nos quedamos sin fuerzas a media mañana. A veces uno se cansa sin hacer nada, otras no puede con su alma y otras se le escapa el tiempo de las manos. ¿Te resulta familiar?
Existen ladrones que conviven con nosotros a diario que nos roban la energía y el tiempo. Pueden ser situaciones en las que uno se estanca, personas con las que se mantiene una relación insana, pensamientos repetitivos, estados emocionales, etc.
Estos son alguno de los que nos acompañan diariamente:
- Quejas constantes. Lo hacemos por inercia o simplemente por encontrar un tema de conversación pero lo cierto es que solemos quejarnos por muchas cosas. Por supuesto, en algunas circunstancias es normal que nos enfademos o que algo nos moleste, sobre todo cuando recibimos una mala noticia. Sin embargo, quejarse por todo implica que sólo somos capaces de ver el lado negativo de las cosas.
¿Y quién puede estar lleno de energía si adopta una actitud tan pesimista? Tu vida no es muy diferente de la de cualquiera, con las mismas dificultades que podemos tener todos.
- Tareas pendientes. Empezamos el día con un montón de microtareas por hacer de hecho, hay pocas cosas que causan más estrés y frustración que las tareas pendientes, tareas que además, también nos obligamos a repasar continuamente para no olvidarlas.
Anota todo lo que debes hacer en un día y te sentirás mucho más relajado y con más energía, al no tener que estar intentando recordar a cada minuto.
- Las personas tóxicas. Hay personas negativas que nos roban nuestra energía. Son esas personas con las que nos relacionamos que sólo comparten sus quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicios acerca de los demás. Sin darnos cuenta, estas personas nos contagian su negatividad y nos trasladan sus problemas.
Si esto sucede a menudo debes empezar a establecer límites claros en las relaciones interpersonales.
- La indecisión. A lo largo del día tomamos cientos de decisiones que no nos llevan más de unos pocos segundos. Es normal que cuando tengamos que tomar decisiones más importantes necesitemos más tiempo, pero ese tiempo de indecisión nos roba gran cantidad de energía ya que lo ocupamos en realizar hipótesis y escenarios imaginarios con los posibles resultados de nuestras decisiones.
- El desorden. ¿Qué sucede cuando tienes que buscar algo que no encuentras?, pierdes gran parte de tu tiempo y además comienzas a sentir cómo el estrés y el enfado empiezan a crecer, y una vez que estás rodeado de emociones negativas en complicado volver al estado necesario de relajación para concentrarte en cualquier tarea.
- La perfección. Hay pocas cosas que roban tanta energía como el afán de que algo sea perfecto. Es cierto que la dejadez y el dejar las cosas para mañana no es lo más recomendable y hay que marcarse objetivos para mejorar, pero cuando nada de lo que hacemos nos parece los suficientemente bueno, se convierte en un agujero negro que absorbe todo nuestro tiempo y energía.
Intenta revisar qué tareas de tu día a día basta con que estén hechas y qué imperfecciones te puedes permitir.
A menudo, olvidamos que tenemos el poder de decidir qué hacemos con lo que nos sucede, así que empieza a revisar en qué inviertes tu energía vital.